Dentro de las naranjas dulces, están las conocidas naranjas sanguina o sanguigna, variedad que se diferencia del resto porque sintetizan pigmentos rojos (antocianinas) en la pulpa y a veces en la piel, lo que les confiere un curioso y atractivo color rojizo.
Este proceso sólo se produce si se dan bajas temperaturas nocturnas, y los frutos no adquieren la tonalidad rojiza hasta el otoño o invierno, adquiriendo el zumo un sabor especial que recuerda al de las cerezas o las frambuesas. La naranja sanguina es una variedad que sólo se cultiva en la región mediterránea.
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